Siempre silbando, nunca creyendo

No sabemos su decisión final, ya no importa en cierta manera, pero ¿qué de la suya? “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido” Romanos 1:21...